miércoles, 4 de julio de 2012

Y De repente sucedió

Eran aproximadamente las 2 y 20 de la mañana, yo sabía que tú estabas allí,
tu no sabías que yo iba a ir... Iba a ser una sorpresa, iba a ser...
Fue todo lo contrario.
Se Hizo un hueco en la pista de baile, como si el Hijo de Puta que escribió nuestra historia,
quisiese que lo viese, como si el karma quisiera hundirme en la puta miseria,
y ahí estabas tú.
Entre flashazos, focos y música a todo volumen...Me engañaría si dijese que no te reconocí
en tan solo una fracción de segundo, pero también reconozco que hubiese pagado cualquier cosa
CUALQUIERA con tal de haberte encontrado, o haber llegado a la discoteca, solamente 7 minutos después.
Te Vi, estabas con él, os acariciabais todo el cuerpo, os bebíais a morro.
Mi corazón decía vete, pero mis piernas temblaban y no eran capaces de moverse del sitio, de repente, la música se silenció.
Te prometo que pude escuchar como los latidos del corazón se dispararon y al segundo, se quedaron a una frecuencia mínima.
Tenía que tomar una decisión, largarme corriendo, con lágrimas en los ojos, o enfrentarme a la realidad. Irme, hubiese sido lo fácil
asi que ahí me quedé, esperando, pensando la forma de saludarte, de darte la sorpresa que esperaba darte.
Pasé por tu lado dándote un empujón, a drede, para que te girases de golpe pensando pero quién ha sido el subnormal...y así fue,
te giraste taaan rapido que tuve que esperar a que tu pelo dejase de oscilar, para poder mirarte a los ojos, de cerca, enmudeciste,
tus ojos brillaron y saltaste a mi brazos, gritando mi nombre repetidas veces, como una loca.
Aquel abrazo, tan largo como lo que tuve que esperar para poder saludarte, me dijiste lo siguiente: por favor, dime que no lo has visto.
En ese momento fui yo el que enmudeció y no pude mentir, si, lo he visto todo te dije, no sé si llegaste a notar el dolor en mis palabras,
pero te prometo que era intenso, era como unas garras que me arañaban con fuerza por dentro...

Y aquí estoy, casi 1 semana después...escribiendolo para desahogarme.

Nunca pensé que me pudieses hacer tanto daño, ahora no sé cómo salir de esta situación.